Empacar, desmontar la carpa, acomodar el equipaje, montar y asegurar todo en la moto. Armar tu vida de adentro hacia afuera. La ya conocida rutina. En un descuido, rompo en dos el pedazo de madera que traigo desde Nasca y que me ha sido tan útil para elevar la moto cuando hace falta algún mantenimiento. Me quedo mirándolo un rato, en silencio. Y casi puedo sentir su mirada de vuelta.